El Señor es mi roca, mi baluarte y mi libertador, mi Dios, mi roca en quien me refugio; mi escudo y el cuerno de mi salvación, mi altura inexpugnable ( salmo. 18.2 )

jueves, 26 de julio de 2012

TESTIMONIO DE UN PRESO LIBERADO



He de confesar que, durante años de mi vida, nunca mostré ningún interés por Dios, y toda la información que tenia a cerca de El, no iba más alla de la imagen de un hombre clavado en una cruz y de las “ceremonias religiosas” que cada domingo mi familia me  obligaba a ir de niño.
Desde mi más tierna infancia , la verdad es que no recuerdo muchos momentos que puedan introducirse en la palabra bienestar.
Con el paso de los años, y a medida que el tiempo se me echaba encima, todo lo prohibido me atraía. La falta de orientación, de sensatez ,  y de orden en mi vida me llevaba a continuos fracasos , llegando a hacer cosas que no queria hacer. Incluso, el hacer daño a seres queridos.
Situaciones que me hacían sentir cada vez peor. Con 15 años, conocí por vez primera las drogas; llegando a consumir mas tarde , todo lo que caia en mis manos. Daba igual, la cosa era sentirme a gusto y tratar de llenar de alguna manera , el vacio que había, involucrándome en  las “corrientes” que el mundo me ofrecia,  sin enterarme de que cada vez me hundía más y más.
Por el camino que seguía, me topé un dia  con la heroína y la cocaína, su consumo se hizo habitual  e insostenible llevándome a perder cosas  de cierto valor ,  y de verme obligado muchas veces a engañar, mentir y robar. Hasta que pude darme cuenta que realmente necesitaba ayuda.
Realicé algun tratamiento y terapia que durante algún tiempo funcionaron pero nada más. Cada vez me sentía peor. Alguna vez se me pasó por la cabeza incluso, el quitarme la vida. Por aquel entonces, mi diario se resumía en, salir por la  noche, para tratar de dormir en el dia.
Un dia me desperté y cuando abrí los ojos pude ver que la pequeña ventana, por donde entraba la luz del dia, tenia rejas . No sabia ni donde, ni porqué estaba allí. Enganchado, y en una cárcel. 
La angustia y desesperación era tal, que no daba crédito a lo que estaba viviendo. Habia tocado fondo.
A medida que pasaban los días , la incertidumbre aumentaba, y las “ansias” eran calmadas por algún que otro tranquilizante. Recuerdo que llamaba mi atención,  un calendario de un centro de rehabilitación, colgado en la celda, en el cual se leia: “ Jesucristo es nuestra esperanza”. 
La impresión representaba un naufrago que  iluminado por  un faro, trataba de agarrarse a un salvavidas que flotaba en el mar.  Sentía que necesitaba agarrarme a un salvavidas. Aunque no entendía nada.
 En la hora del “patio”, cierto dia, dos hombres, atravesando entre los presos se dirigian hacia unas dependencias. Uno de ellos, llevaba una guitarra en la mano.  Me fui tras ellos, ó mejor dicho, tras esa guitarra. Hablamos, y me comentaban que venían a dar unas “charlas”, y si quería acudir.
 Vale, pero ¿me dejaréis tocar la guitarra?, trato hecho.
Asi fue como comenzaron a hablarme de Jesús y de su evangelio. De que solo El podía cambiar mi vida ,arreglar mi situación y hacer un verdadero milagro en mi. Seguí acudiendo alguna que otra vez más.
Cierto dia, inmerso en un mar de dudas, me quedé solo en la celda. Y desde lo más profundo de mi corazón, pedí ayuda a ese ser del que me hablaban y no conocía. Caí de rodillas y clamé a El, pidiéndole que  si  realmente existía, le necesitaba. Necesitaba su ayuda para poder salir de todo lo que me tenia atado.
A los pocos días de este hecho, soñé que me dejaban libre. Ese mismo dia salí de la cárcel. Sabía que eso venia de parte de Dios, como también, lo que El demandaba de mi. Habia escuchado mi oración.Era real. 
Más tarde, pude comprobar que es una de las promesas que nós dejó mediante su palabra:
“ Entonces en su angustia clamaron al Señor, y El los salvó de sus aflicciones; los sacó de las tinieblas y de la sombra de muerte y rompío sus ataduras” ( salmo 107: 13-14)
Así fue como El Señor se manifestó de una manera asombrosamente poderosa, y por primera vez a mi vida. Desde entonces, han cambiado muchas cosas. Pasaron varios años,  desde que me agarré al "salvavidas" de Jesús, y ya no quiero soltarme. Me ha hecho libre, libre de tantas cosas que me tenían preso…
He podido experimentar en mi propia vida , que no está clavado en una cruz,pues ha resucitado y vive; que todo lo que decían de El aquellos hombres " enviados ",es verdad, y que su palabra se cumple. Hoy puedo dar gracias a Dios, por haberme librado de las garras de la muerte, por su Amor , por su perdón, por la nueva vida en El , por enseñarme el camino a seguir, por la fé , por todo lo que hizo, hace y hará, por esa salvación y esa gracia inmerecida...  Doy gracias a Dios por Jesucristo!
  
Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.” (Romanos 5:8)

1 comentario:

  1. M gusto mucho tu experiencia con Jesus y le doy gracias a Dios x personas cmo tu alabado sea CristoJesus senor nuestro.

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